sábado, 19 de enero de 2013

Fragmento de "La mujer que tenía los pies feos" de Jordi Soler (II)

"Tan cerca de ella sentí el deseo creciente de besarla. No lo hice. Besar a Varsovia en un momento inadecuado puede arruinar la noche o el resto de la vida, depende, lo sé por experiencia, hay que esperar ciertas señales, porque si juego el impulso entonces recula y dice que no la acose, que siempre estoy pensando en eso, y antes de perder esa boca mejor me contengo y no la beso."

(...)

"El beso fue capital. Varsovia empezó a tallar su sexo encima del mío. El sajonaje estaba distraído y yo veía ahí mi única oportunidad de navegarla, así que hice a un lado la tela que estorbaba y entré en ella. Varsovia liberó un suspiro largo de aprobación. El acto fue breve. Yo me apreté contra sus pechos para no gritar, me vine deseando que Varsovia quedara preñada".
 

p. 63....(...)

"Canción de amor de la joven loca" de Sylvia Plath (EU 1932 - 1963)


Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).

Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.

Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).

Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente).


Info Del Libro

Fragmentos de "Aura" de Carlos Fuentes


"Murmuras el nombre de Aura al oído de Aura. Sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja:

- ¿Me querrás siempre?
- Siempre, Aura, te amaré para siempre.
-¿Siempre? ¿Me lo juras?
- Te lo juro.
- Aunque envejezca? ¿Aunque pierda mi belleza? ¿Aunque tenga el pelo blanco?
- Siempre, mi amor, siempre.
- ¿Aunque muera, Felipe? ¿Me amarás siempre, aunque muera?
- Siempre, siempre. Te lo juro. Nada puede separarme de ti.
- Ven, Felipe, ven...
 
Buscas, al despertar, la espalda de Aura y sólo tocas esa almohada, caliente aún, y las sábanas blancas que te envuelven.

"Murmuras de nuevo su nombre."

(...)
 

- Aura...
Querrás acercar tu mano a los senos de Aura. Ella te dará la espalda: lo sabrás por la nueva distancia de su voz.
 

- No... No me toques...
-Aura... te amo.
- Sí, me amas. Me amarás siempre, dijiste ayer...
- Te amaré siempre. No puedo vivir sin tus besos, sin tu cuerpo...
- Bésame el rostro; sólo el rostro. 


Acercarás tus labios a la cabeza reclinada junto a la tuya, acariciarás otra vez el pelo largo de Aura: tomarás violentamente a la mujer endeble por los hombros, sin escuchar su queja aguda; le arrancarás la bata de tafeta, la abrazarás, la sentirás desnuda, pequeña y perdida en tu abrazo, sin fuerzas, no harás caso de su resistencia gemida, de su llanto impotente, besarás la piel del rostro sin pensar, sin distinguir: tocarás esos senos flácidos cuando la luz penetre suavemente y te sorprenda, te obligue a apartar la cara, buscar la rendija del muro por donde comienza a entrar la luz de la luna, ese resquicio abierto por los ratones, ese ojo de la pared que deja filtrar la luz plateada que cae sobre el pelo blanco de Aura, sobre el rostro desgajado, compuesto de capas de cebolla, pálido, seco y arrugado como una ciruela cocida: apartarás tus labios de los labios sin carne que has estado besando, de las encías sin dientes que se abren ante ti: verás bajo la luz de la luna el cuerpo desnudo de la vieja, de la señora Consuelo, flojo, rasgado, pequeño y antiguo, temblando ligeramente porque tú lo tocas, tú lo amas, tú has regresado también..."

Fragmento de "La mujer que tenía los pies feos" de Jordi Soler (I)

"Entre la boca y los ojos empecé a inventarle la nariz. En esas estaba cuando Varsovia giró tres cuartos la cara (...) y noté que la nariz era ligeramente ganchuda. Pera ya estaba encarrilado en la tarea de otorgarle el nivel de canon a las proporciones de su cara y ese gancho que me hubiera parecido feo en otra mujer, aquí resultaba una pieza atractiva. El proceso de engancharse de alguien: fijarse en un punto específico del rostro o del cuerpo y a partir de ahí contarse las mentiras que hagan falta para redimensionar cada una de las partes que en general no suelen ser tan agraciadas. 

Una mujer con gracia por todas partes sería una auténtica desgracia, no tendría contrapuntos ni contrastes, sería un contunuum sin accidentes para agarrarse; no daría oportunidad a quien se enamorara de ella, de contarse esa serie de mentiras que acaban siendo el acto de creación que hace que el enamorado se vuelva loco por tal mujer, que es en realidad obra suya. Esto es lo que pensaba entonces, frente a ella, reconstruyéndola, un caso más de enamoramiento por ocio. (...)

Varsovia empezaba a encarnar, desde entonces, la más abismal de las bellezas: la que uno se empeña en ver."