La luz de la lamparita de buró temblequeaba sobre los rostros, nimbándolos de irrealidad.
Atrás del grupo descubrí a mi tío Pedro, un tío muy querido al que hacía años no veía.
Se acercó y me puso una mano suave en la frente.
-Tranquilo. Ya va a pasar - me dijo.
Entonces recordé su situación. - Pero tío - le dije- tú estás muerto.
-Si - me respondió -. Y tú también."
-Tranquilo. Ya va a pasar - me dijo.
Entonces recordé su situación. - Pero tío - le dije- tú estás muerto.
-Si - me respondió -. Y tú también."